Un Lugar Diferente
Las tres amigas viajaban en coche a una velocidad prudente, tenían varios papeles en la mano y no paraban de mirar a todos los lados buscando indicadores, señales o referencias que les permitieran confirmar que el camino que llevaban era el correcto, que estaban en la senda correcta de un lugar diferente. Todo había empezado cuatro semanas antes, cuando después de un fin de semana sin pena ni gloria haciendo una ruta por los Castillos de Loira, las tres amigas decidieron que había llegado la hora de las emociones fuertes. Isabel, la profesional de las bibliotecas, se encargó de los centros culturales y asociaciones vecinales, las indagaciones entre las amistades fueron responsabilidad de Carmen, la reina de las relaciones sociales y, por último, la búsqueda por la red corrió a cargo de Estela, toda una profesional de la navegación cibernética. Fue precisamente Estela la que dio con esa página Web que las estaba volviendo locas, el Desafío Enigmático, una excursión de fin de semana a un lugar diferente en la que nadie sabe cuál es el destino, hay que buscar el sitio y todo son pistas y enigmas. Al principio no estaban muy de acuerdo, a Isabel no le parecía prudente contratar una excursión sin saber dónde iban a dormir y a Carmen le preocupaba el hecho de no saber si estarían con más gente y, sobre todo, qué tipo de gente. Pero, en contra de las resistencias iniciales y, a medida que pasaban los días, la excitación iba en aumento, y el Desafío Enigmático era su único tema de conversación. Sin saber muy bien cómo decidieron tirarse a la piscina y contratarlo y, sin saber muy bien por qué, allí estaban ellas, con las instrucciones en la mano y la adrenalina por las nubes buscando un lugar diferente.